viernes, 26 de abril de 2013

Hoy viene a ser como el tercer mes que espero...

En estos dias en los que me canso tanto, que arrastro conmigo dias llenos de fracasos, que vuelvo despues de 14 horas a mi casa y la encuentro tal y como la deje. igual de sola, igual de triste, igual de gris...
En estos dias en los que enciendo un cigarro, uno y otro màs, y respiro el humo sin sentir, para apagar el dolor...
En estos dìas me lleno de preguntas, me respondo con mentiras, e intento olvidar todo para que no duela (para que ya no duela más, si eso fuera posible).
en estos dìas en los que hasta cantar duele, porque las palabras no salen, porque la voz se entrecorta.
En estos días te extraño más.
Te necesito más.
En estos días me duele todo adentro al darme cuenta que ya no estás.
Que ya no está tu mano fria sobre la cama esperando juntarse con la mi.
Que ya no estan tus ojos cansados mirando por la ventana esperando que llege, que ya no estan tus beses, tus abrazos...
En estos días pienso más que nunca en vos. En tus palabras, en tu fé...
En tu fe en Dios, pero sobre todo en mi.
En la seguridad con la que me decías que todo valdría la pena, que cada pequeño logro, era solo la antesala para el triunfo que esperaba por mi.
Que cada tristeza, cada pequeña caida, era el precio que habia que pagar, para que la felicidad final tenga sentido...
En estos días me cuesta volver a la tierra, a esta tierra en la que ya no estás, porque tu alma de mariposa necesito volar despues de tanto tiempo...
En estos días, terribles, silenciosos, solitarios, me cuesta entender la vida sin vos.
Los momentos que nos robaron, los que juntas fuimos creando...
En estos dias a veces mi alma no encuentra consuelo y ya no quedan lagrimas que laven la trsiteza que me acompaña a cada momento.
Pero es en estos días, en los mas lentos y pesados, en los que se que estas conmigo.
De esa manera especial en la que aprendimos a estar la una para la otra durante tantos años, achicando las distancias que nos impusieron, recuperando los momentos que nos quitaron.
En estos días, mariposa, me vuelvo cielo para que vuelves en mi y abro mis petalos de flor para que descances en mi regazo si te cansas de volar.
En estos dias sueño que vuelo con vos, hacia un lugar donde el amor nos une y nos mantiene cerca, porque además de todo, en estos días, se que no puedo seguir adelante si no te tengo a vos.
 
En estos días, no sale el sol, sino tu rostro.

Por siempre y para siempre, como todos los cielos juntos, como todas las nubes juntas, nos amamos.
Infinitamente. 



jueves, 14 de marzo de 2013

Tu tiempo es ahora una mariposa



No sé cómo paso. Supongo que nunca lo sabemos.
No, nunca lo sabemos, no tenemos la más remota idea, simplemente pasa.
Y simplemente pasó.

Un día me desperté en un mundo en el que ya no existías. Nunca me di cuenta lo difícil que iba a ser. No estaba en mis planes.
Nos robaron cientos de momentos, veintiún años de momentos. De a poco los fuimos reconstruyendo.
Desde las primeras cartas que te mandaba en secreto cuando recién apenas aprendía a formar palabras, hasta los últimos mates mirando por la ventana. Hasta nuestro último cumpleaños juntas.
Ahora parece fácil decirlo, pero ese domingo en el que no me animé a entrar te iba a contar el futuro. Me iba a despedir por unos días, pero también te iba a dejar la tranquilidad de un futuro pensado.
Ya no íbamos a hablar más banalidades (nos encantaba hacerlo!). Eso se había terminado.
Ahora me ibas a ayudar. Me ibas a indicar sobre qué flanco ibas a atacar primero, íbamos a planear juntas cada batalla de paz, con un único objetivo. Ganar.
Ganábamos la libertad, la vida juntas que nos arrebataron. Ganábamos los títulos oficiales, la reconstrucción total, la tranquilidad.
Pero no pudimos. Esta vez fue la muerte, que inesperada y segura como siempre, se olvidó de nuestros planes y te llevó de mi lado. De ese lado tan vacío, de ese al que tanto tardaste en llegar, al que tanto tardé en traerte.
Te fuiste sin despedirte y con vos se fue la mitad de mi vida. Esa mitad que sólo dependía de vos, ese espacio que solamente vos, con tus palabras hermosas, con tu cariño sincero sabías llenar.
Decías que era tu “hijita mayor”, la más amada. No tenías miedo de repetírselo a cualquiera. De alguna manera, el tenernos sin tenernos nos había hecho fuertes, quien pudiera sentir un amor tan grande y tan indestructible!
Te fuiste mariposa y me quedo en esta vida destruida, sin ganas ni fuerzas para seguir adelante.
Me quedo puteando desnuda en el medio de la calle, soñando con desaparecer y sin poder lograrlo.
me camuflo con un “bien” cuando la gente pregunta como estoy y trato de convencerme a mi misma de que lo estoy, pero no puedo.
Siento adentro de mi alma un fuego que me quema cuando pienso que no voy a verte nunca más, que esas cuatro paredes donde nos escondíamos del mundo ahora están vacías y jamás van a volver a guardar nuestro abrazo. Porque ya no van a haber más abrazos.
me despierto cada día y sé que no estás. No estas, ni siquiera en la distancia. No está ese ser especial que pensaba en mi cada vez que abría los ojos, quien me aseguraba que todo iba a estar bien.
Yo quería ser tu orgullo. Quería h
acerte felíz. Hay tantas cosas que teníamos que vivir juntas! Pero otra vez no.
otra vez la puta vida nos hace un amague y nosotras, hambrientas de esperanza le seguimos el juego por necesidad.

No estás Emma. Y el saberlo me congela y me desarma. Me enojo conmigo y con el destino.
No puedo ser optimista, no puedo tener fe.  
No puedo seguir adelante y no quiero aceptarlo, porque te fuiste y con vos, se fue lo poco que me quedaba de eso que nunca tuve.

martes, 26 de febrero de 2013

Para sobrevivir


Volver. No estamos seguros. No tenemos ni la más remota idea acerca de cómo hacerlo. Lo único que sabemos es que de alguna manera u otra, tenemos que lograrlo.
Volver da miedo. A veces, nos tiembla el alma de sólo pensarlo. El problema, según parece, no es el hecho fáctico de volver. La cuestión reside en lo que podamos encontrar cuando regresemos.
Todos los miedos que nos invaden, hallan su razón de ser en lo que podamos encontrar al llegar.
Cuando uno no está, no sabe. Y cuando uno no sabe, siempre puede imaginar. A veces, la mayoría de las veces, decidimos automáticamente imaginar lo mejor. De alguna manera, nuestra mente se programa para que vivamos engañados y es, es la mejor manera de evitar la realidad. Pero al volver, todo se termina. No hay imaginación que valga. Por eso, volver, casi siempre, es confirmar.
Confirmar que todo lo que nos daba miedo, angustia, bronca, tristeza, indignación, está ahí
Esperándonos. Porque sabía que tarde o temprano, teníamos que regresar.
En estos dos, casi tres años no quise volver. Aunque lo necesitaba como nunca, no quise volver a escribir. Porque en el fondo de mí, sabía que volver a hacerlo era aceptar que lo necesitaba. Aceptar que las cosas no estaban saliendo como creía, que esta inmensa bola de problemas que me afectaban iba creciendo poco a poco, poniéndose más dura y más pesada. Tomando más fuerza para caer arriba mío. Sin piedad,  sin pedir permiso.
Aun así, tuve que volver. Porque uno no puede vivir evitando lo que no le gusta y retomar las palabras es una forma, aunque escueta y quizás vana, de enfrentar la realidad.
Entonces, preparé mi mejor mochila, la cargué de valor (el poco que me queda) y volví.
VUELVO.
Regreso a la ineludible situación en la que me encuentro. A hacerme cargo de cada una de mis afecciones y aunque no sepa cómo resolverlas, vuelvo. Las miro, las aprendo, las delimito, las clasifico y me predispongo a enfrentarlas. No hoy. Ni mañana, quizás ni siquiera dentro de las próximas semanas.
Las camino, las conozco, las interpelo. A fin de aceptarlas. Con la esperanza de ganarles y una vez más re significarme, superarme, crecer.
Pero no hoy. Hoy simplemente vuelvo.

Después de todo, alguien debe estar esperándome. Aunque sea simplemente mi nuevo yo.